¿Cambiará mucho la vida de aquí al 2030? ¿Y la educación? Quizás estas sean preguntas que nos planteamos y los medios de comunicación nos hacen reflexionar sobre ellas a diario. Estamos cansados de ver en los telediarios y en artículos de prensa que existen profesiones que van a dejar de existir en X años, máquinas que van a sustituir a trabajadores… incluso el otro día leí una noticia que decía que, nosotros, los maestros, estábamos en peligro de extinción. ¿Cómo va a ser eso?
Estoy totalmente de acuerdo en que la educación tiene que avanzar y prosperar tecnológicamente como todas las profesiones pero… ¿Cómo nos va a sustituir una máquina o un robot? ¿Y de qué forma transmitirían esas máquinas el cariño, los valores, el respeto, la cercanía…? Creo que a veces las noticias se nos van de las manos, pero eso sería otro debate. Vamos a lo que nos concierne.
Más allá de hablar de máquinas, tecnologías y cosas “fantasiosas” hablaré de cosas necesarias y que espero que en 10 años estén conseguidas de una vez por todas. Esto lo hago porque creo que, antes de pararnos a pensar en cosas revolucionarias debemos atender aquellas cosas vítales que hagan que la educación en España sea ejemplar, ya que en estos momentos estamos bastante lejos de ser ejemplo de nadie.
¿Por qué pararnos a pensar en robots que sustituyan a maestros en vez de intentar rebajar la ratio de las clases? ¿Por qué pensar en coches voladores que nos transporten hacia la escuela en vez de incluir un transporte gratuito para aquellos que tienen dificultades para llegar al centro? ¿Por qué en vez de idealizar niños con súper poderes no intentamos formar a niños respetuosos, empáticos y EDUCADOS?
Con todo esto quiero decir que antes de intentar conseguir un sistema educativo revolucionario, tecnológicamente súper avanzado, debemos atender las necesidades básicas de nuestra educación y nuestras futuras generaciones, que en los últimos años estamos descuidando.
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