sábado, 1 de febrero de 2020

¡Práctica de los lunes!

¡Bienvenid@ compañer@! 

Mi relación con la música... digamos que ha crecido, y crece, de manera exponencial. Desde pequeña, me he nutrido de la música que escuchaba a mi alrededor, atendiendo a diferentes registros y géneros musicales, lo cual me ha llevado a sentir simpatía por todos ellos. De "mayor" sigo haciendo lo mismo. Esto me ha hecho entender que la música debe valorarse por lo que provoca en nosotros, y que una persona puede amar el rap, el pop, la música clásica y el flamenco (por ejemplo) a partes iguales. 



            Por suerte, mi hermano siempre ha tenido la costumbre de escuchar música clásica cada vez que algo le causa malestar, o incluso, en muchas ocasiones, para empezar con calma la jornada laboral.  Empecé a cogerle el gusto y comencé a hacer lo mismo. Él tiene su favorita, pero sin duda, yo me quedo con El lago de los cines de Piotr Ilich Tchaikovsky. 


Se trata de una pieza llena de sensibilidad, un refugio cuando el alma quiere evadirse de lo que está a nuestro alrededor. Por todo ello, considero que la pieza forma un dúo excelente con esta obra de Joaquín Sorolla.



          Como veis en El Balandrito, en mi caso, El lago de los cisnes logra transportarme al mar, ¿y a vosotr@s dónde os lleva? ¡Espero que os guste!

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