El año pasado me lo pasé genial en clase con mi maestra. Cada día hacíamos actividades súper divertidas en grupo y siempre estaba deseando que pasase el fin de semana para volver con mis amigos y jugar.
Me acuerdo de mi maestra por lo buena y cariñosa que era con nosotros, siempre estaba alegre y contenta de vernos disfrutar en sus clases. Cada día se le ocurrían diferentes juegos con los que aprender.
Jugábamos al aire libre para ver cómo cambiaban los árboles y sus hojas según la estación, hacíamos multiplicaciones con unos dados gigantes y aros para meternos cada vez más en un aro u otro.
Cuando estábamos tristes, ella nos cantaba y hacía que bailásemos todos juntos en clase. Si había algún problema entre nosotros, ella nos sentaba en círculo para que hablásemos y contáramos nuestros sentimientos.
Cada lunes, uno de nosotros contaba lo que había hecho durante el fin de semana y hablábamos entre nosotros sobre ese tema del que tratase esa semana.
Lo que más me gustó del curso pasado fue la gran participación de los padres en el colegio. Cada vez que había alguna fiesta, la maestra invitaba a todos los padres para que ayudasen con la decoración y jugasen con nosotros en clase o nos contasen cuentos.
Además, a veces en clase cuando dábamos los oficios como unidad didáctica, la maestra invitaba a los padres para que explicasen a qué se dedicaban e hiciesen una demostración. Durante esa semana, cada día venían a clase un par de padres a contarnos sus experiencias.
La verdad es que le cogí mucho cariño a mi maestra y disfruté con mis amigos cada día durante todo el año pasado. Recuerdo aprender mucho jugando con mis amigos en clase con los divertidos juegos de palabras y de matemáticas que se inventaba la maestra.
Texto sin corregir
Texto corregido por Paloma Picó
No hay comentarios:
Publicar un comentario