Era un 3 de noviembre de 2016,
concretamente un jueves, lo recuerdo porque los jueves se empezaba la clase con
la presentación de un libro y cuando mi profesora Toñi nos estaba enseñando “El
monstruo de colores”, la directora interrumpió nuestra clase para acompañar a
una chica joven. Pensé ¿a qué vendría? ¿a darnos una charla sobre la
importancia de lavarse las manos? o ¿era una representante del museo del pueblo
y venía a invitarnos a ver una nueva exposición de cuadros?
Toñi dirigió a la chica al centro
del aula y la presentó, se llamaba Andrea y estaría con nosotros dos meses,
ayudándonos y viendo cómo trabajábamos. Toñi continúo con el libro y al lado de
ella se sentó Andrea, sus ojos recorrían cada esquina de la clase, parecía
nerviosa porque no sabía qué tenía que hacer, además estaba pensativa, dándole
vueltas sobre si congeniaría con la profesora, si era una maestra tradicional o
como había visto en la universidad, innovadora, con conocimientos y dominio en
las TIC y opuesta a los libros de texto, pero rápidamente se adaptó a mis
compañeros y a mí. A los pocos días ya se sabía todos los nombres y eso que
éramos treinta, su rutina en clase era contribuir con la organización de las
actividades. Además, dedicó mucho tiempo ayudándome a realizar diferentes
actividades de ciencias sociales, lengua castellana o matemáticas, sobre todo con
las dichosas matemáticas.
Andrea, animada por mi profesora
Toñi nos dio varias clases. Sus explicaciones eran muy divertidas y originales,
las hacía con materiales diferentes a los que había en clase, nos dijo que ¡los
creaba ella!
Conforme se acercaba la Navidad,
las niñas de clase abrazaban a Andrea cada dos por tres y le decían que la echarían
de menos y que no querían que se fuese, yo no me había enterado y es que no iba
a ser profesora de nosotros para siempre, sino que estaba estudiando magisterio
y las clases con nosotros esos dos meses eran sus prácticas. Fueron unos meses
increíbles y diferentes, en resumen, para mí fue una excelente maestra desde el
principio.
Antes de la corrección
Después de la corrección
Se nota que tienes unas ganas locas de volver al aula. Mucho ánimo.
ResponderEliminar