martes, 15 de octubre de 2019

Práctica 1. La mirada del otro/a

https://www.instagram.com/p/B2KL2RUCqG9/?utm_source=ig_web_copy_link
Foto: Germán Galán Bartual
Conociendo a mi nuevo profesor (o cómo lanzarse al vacío)


Aún recuerdo el primer día que Germán (@BartualG) entró por la puerta del aula presentándose como nuestro nuevo profesor. Él, por aquel entonces no sabía nada de la Educación Especial, donde yo estaba. Cruzó veloz hacia la mesa como si se tratase de su lugar de relax y ahí buscó su refugio. Cuando, por fin la alcanzó, algo nervioso, dejó caer un pequeño cuaderno y junto a él, su botella de agua.

En principio este cuaderno no parecía muy importante para nadie, pero para él tenía tanta importancia como se puede considerar el trabajo de toda una vida. En este cuaderno apuntaba casi siempre alguna idea o algún detalle que resultaba importante para la siguiente clase, o incluso algún comentario de otro maestro o maestra, o algún recordatorio como ir a comprar el pan, por ejemplo.

Recuerdo que las primeras clases sirvieron para conocernos entre todos, aunque nosotros contábamos con una ventaja frente a él ya que era nuestro segundo año juntos. Me vienen a la memoria otras dinámicas que hicimos en clase como cantar, contar vivencias personales cuando estábamos en la asamblea, jugar con diferentes objetos, etc.

Más tarde, las clases comenzaron a tener una especie de rutina agradable. Comenzábamos poniéndonos en asamblea y contando nuestros intereses e inquietudes de forma más o menos ordenada, siempre levantando la mano. Después podíamos pasar un buen rato escuchando a Germán narrar alguna historia y verle actuar como si de un teatro se tratara. Otras veces era mejor ilustrar la narración con varios dibujos improvisados por él mismo o incluso por nosotros. También recuerdo que, en muchas ocasiones, al iniciar las clases nos regalaba alguna de sus canciones. No eran nada del otro mundo, canciones muy sencillas pero también divertidas que hacían que saliéramos a bailar, sobre todo en las primeras horas de la mañana, que es cuando más cuesta.

Existe un detalle que considero, quizás, más importante todavía. En sus clases podíamos ser nosotros mismos y expresarnos como tal. Cuando nos encontrábamos cómodos siempre acabábamos contando alguna historia o exponiendo alguna inquietud en grupo y sin miedos. Eso es importante. En sus clases parecía entenderse la importancia de cada momento y cada situación. Por eso, lo que más valoro de sus clases es que éramos libres para aprender, expresarnos e incluso enseñar sin miedos.

Práctica sin corregir:

 

Práctica corregida a cargo de @Untaljesus







1 comentario:

  1. Espero que sigas sintiendo ese "salto al vacío" en cualquier inicio de curso. Y espero poder imitarte para transmitir en clase lo que que comentas al final del texto.

    ResponderEliminar

¡Práctica de los lunes!

¡Bienvenid@ compañer@!  Mi relación con la música... digamos que ha crecido, y crece, de manera exponencial. Desde pequeña, me he ...