Jueves, 24
de enero de 2030.
Querido
diario,
Hace mucho tiempo que no te escribía, pero creo que es la
única vía que me queda para poder expresar mis pensamientos libremente sin
tener que preocuparme por posibles repercusiones del régimen.
He pasado este fin de semana con mi madre y mis sobrinos en
la playa de Villena, y a pesar de ser consciente de la evolución que ha tenido
la educación desde que Vox ganó las elecciones. Diana nos contó que esa semana en
el cole estaban “viviendo” el cuento de Cenicienta con las gafas de realidad
virtual, pero que a ella que no le había gustado demasiado el final y que, si
hubiera sido ella, le hubiese dado una patada al príncipe por no acordarse de su
cara y se hubiera buscado otra persona. Con la última palabra, se le quebró la
voz. Siguió relatando que cuando comentó eso del príncipe, la seño se enfadó
mucho con ella y la castigó, alegando que no podía hablar así de un hombre, y que,
si el príncipe quería casarse con Cenicienta, ella aceptaba y punto.
Todavía no puedo creer hasta donde hemos llegado en diez
años. Recuerdo cuando comentaba con los compañeros del Máster en Investigación
Educativa la barbaridad que iba a suponer la implantación del Pin Parental en
la Región de Murcia. Si supieran que eso solamente iba a ser el principio…
jajajaja. También recuerdo cuando bromeábamos
acerca de que Google nos espiaba a través de los móviles, incluso analizaban
nuestras conversaciones que recogían con los micrófonos. No nos hubiéramos reído
tanto si hubiéramos sabido cuanta razón teníamos, y la gravedad del asunto… Si
no fuera por ti, querido diario, que callas todos mis secretos, ya hubiese
estallado de rabia al no poder expresarme libremente sin ser castigada por
ello, menos mal que te mantengo escondido en la cámara de seguridad…
Y lo peor es que los niños están creciendo con este
adoctrinamiento… Cuando el Pin Parental estaba impuesto en todas las aulas, los
docentes estábamos obligados a comunicar con quince días de antelación qué contenidos
íbamos a impartir en el aula y cómo íbamos a hacerlo, por lo que toda
oportunidad de improvisación, suscitación del interés por parte del alumnado,
expresión de creatividad… todo quedaba mermado. Esa es la razón que me llevó a
alejarme de los centros “educativos” para siempre, e intentar desarrollar en
mis sobrinos, Diana y Ramón, el espíritu crítico, aunque sea a escondidas,
aunque no puedan expresarlo más allá de los muros de su casa… Quizá en un
futuro ellos sean parte de la revolución, ojalá no sea la única persona que
esté desarrollando este espíritu en las nuevas generaciones, solo ellos pueden
devolvernos la libertad y la democracia de la que ahora apenas pueden oír
hablar.
Querido diario, hace un rato he recibido una citación
judicial… creo que cada vez había más sospechas, y ahora no podré escapar. No sé
qué pasará conmigo, ni si podré volver a escribirte… Pero si no vuelvo a
hacerlo, espero que alguien lo encuentre y comience la revolución.
Hasta más ver, querido diario.
Tu eterna luchadora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario